Sentir la lejanía, mirar las imágenes que creáis al leer. La amplitud cenital en un cielo limpio celeste.
Pueden dolerme y así, la imposibilidad de escuchar, ver, reír y llorar. Dormir o despertar. Sentir la pausa ha de ser semejante al día diferente que vivo o sueño.
Pasan uno tras otro los andenes que no pisamos hasta sellar el abrazo del encuentro. ¡Y estáis! en esa tierra que alcanzo a desear para pensaros, no más. El lazo puede regalar un sitio tan cercano que reposáis al lado, rozando mi pared con vuestros dedos. Oyendo crujir la organza que os cubre. Con olor a madera quejumbrosa de un palacio huérfano en la noche. Tan lejos.
Gracias.
JOSÉ CHINCHILLA LÓPEZ
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