11 de octubre de 2013

CONDUCCIÓN AGRESIVA

Sin darte cuenta, sin mirar a nadie, tejes un planeta que no descubres. Sin darme cuenta y sin mirar a nadie, descubro el planeta que sigues tejiendo.
El corazón es la fuente de donde mana tu poesía, tus escritos, tu canción. Palabras que nunca logran alcanzar la fuerza del sentimiento que definen. La necesidad, a vida o muerte, del contacto de tu piel.
Cuando apenas sabemos gatear por un pasillo avanzamos recto sin descubrir las puertas de las habitaciones. Cuando alcanzamos a volar, y más, cuando lo logramos sin apoyarnos en el aire encontramos un abanico inmensurable de direcciones por alcanzar. De maneras de ofrecer ese amor incontenible.
La tinta empapa mi papel con letras que nos hablan a ambos. Nacen para eso, para que nos lleguen, aunque nunca lo hacen por el camino que les habíamos trazado. Nuestros recuerdos se atesoran escondidos del sol como las monedas en el fondo del pozo.
Ladrillo a ladrillo, canción a canción, lágrima a lágrima, beso a beso, construimos juntos la bóveda que el cielo luce tan brillante cuando enciende todos tus sueños. La que se colorea desde tus ojos.
Tus tristezas al leerme surgen de esta lucha extraña entre los hechizos que me invaden, a los que abrí mis puertas, los que oscurecen los patios de este castillo.
Tengo días nublados por dentro. Aunque creo que me gustan.
Es extraño vivir como toca.
JOSÉ CHINCHILLA LÓPEZ