25 de enero de 2012

IMPORTA


Hay gente para todo. Unos pocos tienen una parte de carroñeros que les obliga a hacer leña del árbol caído. Para que no entren en tu casa, haz de mantener las ventanas nuevas y cambiar los cristales rotos. Así trasmiten fuerza y no se atreven a callarte.
Sabiduría de aquella anciana de ojos incansables. Sonriente. Sentada de espaldas al sol, regalaba sus vivencias.
Me tumbo en un horizonte inventado, a pensar que cuchilla silencia mi voz. O la tuya. Escribir se te hace fácil cuando disfrutas la certeza de pisar una tierra que sientes propia. Otorga la seguridad que sostiene con buen pulso el trazo de tu pluma. Un día tras otro te soportas erguida.
Hoy te arrastran al silencio los intentos de abordaje de comportamientos irrespetuosos. Te sostienes, en la certeza de que sus miedos también les han debilitado. Sus almas han de aguantar cada día el peso de sus actos injustos. Sus auras negras chocan contra los muros de quienes no las aceptan.
Quiebran la tarde carcajadas infantiles entre los colores de los columpios. Nos acaricia su agua de colonia. Junto a ellos los gorriones recogen briznas de hierbas secas. Hacen zumbar sus alas para conseguir la brusca elevación hacia el tejado. Los aconteceres más sencillos no los derrota el tiempo.
Cojo fuerzas de las cenizas con que este acoso te derrota. Y no grito que lo más importante de mi vida ocurre en tu dormitorio.

JOSÉ CHINCHILLA LÓPEZ

11 de enero de 2012

LATIDO


Cuando imagino una sonrisa, no necesito respuestas.
Perdí los anteojos de ver la vida con transparencia. Estos cristales la hacen oscura. Trataré de mirar con los que me regalaste.
La esperanza se estrecha a cada momento o se ensancha en un va y ven de olas.
Me hiela descubrir que el esfuerzo es todo tuyo pero te sobran fuerzas para más. Tienes temple para saltar por encima de los enigmas que nos ponen las hadas. La pureza de los sentimientos nace en ti.
Seguí tus indicaciones. Logré atrapar tu presencia con mi imaginación llevándonos donde deseaba.
Ser infiel habría sido traicionarse, actuar con mala intención, mantener un engaño doloroso. No lo es buscar soluciones. Ni lo es encontrar nuestra alma gemela en quien apoyarse por muy descarado que parezca.
El dolor obliga a confesar para limpiar la presión de tu vida o la mía. No soy infidelidad de nadie, ni tú mía, no.
Un flotador en medio de una tormenta en el mar no tiene mucho que discutir, ni muchas valoraciones que hacer. O te agarras o te hundes. Sentirte mujer tampoco ha de ser pecado por muchas cosas que reveles. De serlo, iré al infierno de los necios.
Pregúntale a tu corazón, que tiene la respuesta verdadera.

JOSÉ CHINCHILLA LÓPEZ

7 de enero de 2012

DEVENIR


La brisa te encontrará. Aprenderás a cabalgarla. Lograrás acomodarte y dormir acunada flotando entre mariposas. Desearás que el instante se haga eterno.
El susurro del aire acaba en quietud. La flotabilidad en una suave caída. Será el suelo quien te acoja, como siempre lo hizo. Tu viaje acaba cuando regresas a casa.
Ojeé este pergamino, del que te desprendías para hundirlo en el olvido. Posé mi mirada sobre tu espalda. Quedé inmóvil, en pie, tratando de descifrar lo leído. Inventando el semblante de tu rostro cuando volvieras la cara. Anotando el movimiento de tu cuerpo al caminar. Vigilando el encaje de tu enagua. Esperándote. Una lágrima enjuagaba los labios que había desnudado para ti. Al despertar del ensueño se arropaban con otras realidades.
Llegaron más tardes tranquilas e infructuosas de intentos vanos. Vacaciones de amantes dibujando soledad.
Podríamos, pero solo queda nostalgia.
Me haces falta. Te alejaste con la cabeza agachada. Dejando una cepa sin sarmientos.
Se destiñe el azul del cielo. El amarillo del sol juega con la tarde. Ilumina edificios y los toca con sus sombras. Se esconde para enfriar un poco este día primaveral. Tal vez ya estaba frío.
Mis hormonas evaporan las sensaciones que no alcanzan. Ascuas de un fuego que ha quemado toda su leña mecido por un tiempo estéril. Caricias que salieron de rebajas dejando en el abandono los rescoldos de una pasión desaprovechada. Escaparon a la calle a encontrar saldos a mejor precio. Se alejaron de casa, de nuestros cuerpos. Se perdieron, como el aroma del café por la ventana abierta, entre el murmullo de mujeres en un mercado a rebosar. Las perdí.
Esta llanura sin horizonte me abandona en la inmensidad. Lacerado por una lanza de soledad. Aguantando la angustia que me conduce a una rebeldía que nos pierde. Mi pluma se hunde en una inanición sin tregua. Para garabatear un complejo: Feliz día amor.

JOSÉ CHINCHILLA LÓPEZ