28 de noviembre de 2012

EL TROZO DE PAPEL


Roto, abandonado y arrugado junto a la escalera se podía leer:
"... puede ser egoísmo.
Arrancaba de sensaciones inestables. Mi fortaleza, mi entereza o mi debilidad, necesitan de ese calor que encuentro en ti. En personas con capacidad o ganas de quererme para recomponerse. Hay vacíos que busco llenar sin revelar que están huecos. Tratar de encontrar cobijo en otro abrigo no debería ser solución.
Parecía sencillo. Alcanzar jugando una confianza con capacidad de sostenerme. Mantener una línea de flotación digna, sin hundirte a ti. Con la transparencia que logran muy pocas de esas parejas enamoradas manteniendo un límite de respeto. Aunque no lo situamos ni tenemos al mismo nivel. Un fracaso que debería haber previsto antes de emprenderlo. Tus soledades y las mías, tus alegrías y las mías, tu dolor y el mío, deben llevarse con independencia. Es lo mejor para los dos o al menos para ti.
Mis ojos yerran al atreverse a mirar a los tuyos. Aun pensando en tu bienestar siguen buscando robarte un poco cada instante. Se atreven a cruzar tus umbrales sin tu consentimiento y acaban recogiendo un fruto dañado que de nada les sirve.
Es triste esta sensación de haberme equivocado. Y lo siento tanto que decirlo no me importa, ni me restablece. Ahora necesito estar sola.
Nelly”
JOSÉ CHINCHILLA LÓPEZ

8 de noviembre de 2012

PERRO-COJO

1.- PERROCOJO
-Nos daba pena. Era un perro grande, grande, enorme de grande. Un viejo perro guardián que tenía solo tres patitas. Caminaba con muletas, como un juguete de cuerda roto. Cuando se acercaba a nosotros, ladraba. Daba mucho miedo. Mientras se movía, parecía un reloj: Tic, tac, tic, tac, hacía tic, tac con su rabo. Al vernos reír se enfadaba muucho, más y más ladraba y más fuerte: “Guau, guau, guau”.
Un día pasamos camino del cole y se acercó muy muy triste y muy muy hambriento. Movía la cola sin ladrar nada: “Shhhhhhhhh”. Nos miró fijamente mientras mordíamos nuestro bocata enorme y riquiiíííisimo. Nos dio más pena. Le dimos un poco de nuestros bocatas riquíisimos.
Ahora, cuando pasamos por su lado se acerca sonriendo y nos ladra pero de alegría. Le llamamos Perrocojo y es nuestro mejor amigo.

2.- EL CUENTO DE PEDRO
- Pedro es un niño cojo. Se cansa mucho si jugamos a pillar. Le gusta ver como corremos cuando estamos en el parque. Pedro se sienta en su banco preferido de tablitas de madera debajo de un árbol grande, muy grande. Mi mamá le ha regalado un perro. Ella piensa que así siempre puede ver correr a un buen amigo. Pedro ahora está muyyy contento. Le ha puesto de nombre Chau-chau. Ya es amigo de todos los niños y le enseñan a ayudar a Pedro, siempre va con él dice que es su mejor amigo y todos le queremos muchísimo. Cuando os lo enseñemos, ya veréis, os va a encantar. Y colorín colorado… ¿? 
3.- COJO
- Pequeño, era muy pequeño. Cristina tenía un perro que se llamaba Cojo, con una manchita blanca en el hocico. Era muy bonito, lleno de colores. Apenas ladraba y sus ojos preciosos, brillaban mucho, mucho. Cuando lo sacaba a pasear, el perrito parecía una marioneta con cuerdas rotas. Cojo era mejor que otros perros, le encantaba subirse a los monopatines. Ladraba cantando y corría por las calles como una bolsa de plástico ligero, ¡muy ligero! Arrastrado por el viento. Era amigo de las palomas, los ciegos y las niñas tristes. Ahora con él, las niñas siempre están contentas, los llaman y juegan. Y colorín colorado, ese perro se ha marchado.
JOSE CHINCHILLA LOPEZ

2 de noviembre de 2012

TATTOO

Pasión, locura, coraje, necesidad, intensidad, riesgo, heridas o esperanza.
He tatuado tu firma oculta entre los mechones de mi pelo. Un riesgo que me adentra en esta nube de placeres para olvidar tus rechazos. Necesito encontrar mi eternidad por nuestros encuentros. Ella nunca se dará cuenta, de hacerlo, le daré cualquier excusa.
Y así vivo, soñándote entre sus brazos y meciendo mi cuerpo ante tu necesidad o tu compasión y tu indiferencia. Olvido a la sombra de este móvil. En él encontré la magia del espejo de tantos cuentos bajo cuyas hojas encontré refugio. Me trae tus imágenes que me embelesan, tus mensajes que me esperanzan, tus mentiras que necesito. Miro de reojo cuando lo abandono, siempre cerca, esperando que la música de tu llamada embote mi cabeza de alegría. Paso los meses ilusionado soñando que en esta ocasión mi pasión puede cambiarte y me ofrezco para que me uses sin límites. Me perfumo, me arreglo poniendo el mayor empeño y recojo esta sensación que me alimenta y se despierta estéril.
Me someto a tus citas, carentes de abrazos, exentos de caricias, de besos evaporados, de pasiones esclavas, de necesidad de pertenecernos, de lágrimas llenos. Me dejo usar por ti mientras vacías mi despensa y otro viento peina tu cabello. Distraigo mi mirada. Trago el veneno que va matando mi matrimonio y me va acercando a un rincón aislado de tierra y cartón guarecido de la intemperie. Huyo de mi universo de soledad con un corazón hecho añicos y un sabor amargo en mi garganta. Derrotada la perfección de pareja en la que yo estaba pleno y tú manejabas con interés calculado. Llego con paso cansado, sin descanso, envidiando la alegría en los ojos de los hijos que protejo. Y me levanto luchando por este amor que me merezco, nos merecemos, el que da sentido al empeño por conseguir la felicidad.
JOSÉ CHINCHILLA LÓPEZ

26 de octubre de 2012

OTRA VEZ

Cuando necesitamos a todo el mundo.
Cuando nos encontramos insignificantes.
Cuando nuestros enemigos ya no cuentan.
Cuando lo único que sabemos y logramos es llorar.
Cuando sentimos nuestra desnudez en este bosque.
Cuando respirar nos parece lo mejor que podemos hacer.
Cuando un rayo de luz es la eternidad y un abrazo la vida.
Cuando dejamos los momentos más horribles de nuestra existencia y abrimos los ojos a un amanecer distinto.
Cuando no hay retorno, solo camino.
Es bonito cuando sucede.
Avanzamos sobre cambios drásticos que sufrimos o disfrutamos.
Erguimos nuevas residencias que nos resguardan, alteramos el rumbo a golpe seco de timón.
Abrazamos nuevos retos o profesiones, para girar como veleta que se revela contra el viento y así brotan amores entre el verde de las espigas oliendo a cafés compartidos.
Nacemos cada día otra vez.
Un ejercicio de estabilidad emocional que nos rompe la desidia, la rutina y nos genera el empuje necesario.

Nos abrimos con fuerzas renovadas a en otras ilusiones, otros sueños quizás otra incertidumbre que nos permite sentirnos especiales.

JOSÉ CHINCHILLA LÓPEZ

20 de septiembre de 2012

EN LA ACERA, FRENTE A FRENTE

Toda la noche en vela y solo “hablando contigo”. Repito palabras que me martillean sin dejarme conciliar el sueño. No me abrazaste y me besaste hasta fundirme cuando tanto te apetecía.
 -
Rocé tus labios forzada y tus ojos se empaparon. Encadené mi iniciativa para volver a intentarlo, por miedo a hacerte daño. No daré yo el paso más atrevido y me lo quedaré dentro. Sé lo que duele amar cuando no recibo lo que sueño. Sé de ese sentirme por dentro desgarrado, sangrante, herido, tullido e inválido y desear que ese dolor tan atroz no se acabe nunca. De oír a mi entendimiento como intenta protegerme del descuartizado a que me someto voluntariamente mientras mi amor me obliga a arrastrarme, someterme, vejarme, humillarme hasta convertirme en alguien tan vulnerable e insignificante. Sé de la herida incurable que queda cuando mi sentido gana la partida. Sé que nunca se acaba, no hay cicatrices porque jamás sanará del todo. Que en esa caída arrastro a este amor y a quienes amo y me aman. Sé atenerme a las consecuencias. Sé de tu ilusión cuando te sientes especial al encontrarnos, en los momentos que descubres mis ojos sonreír viéndote tan guapa, al reconocernos de lejos cuando la calle bulle repleta de personas.
 -
Camino en busca de esa pócima milagrosa que alivie mi amanecer sin desear encontrarla. Pido al día que aparezca la mujer que atrape mis labios e insufle en ellos un aliento de salvación arrastrándome de este lecho, que no es de vida, a un paraíso envuelto con el olor de su propia piel. Y vivo así sin conocer la cura para un sufrimiento que me da la felicidad de levantarme ilusionado, enamorado, repleto de este sentirme vivo que ensancha mi corazón y me enfrenta a la duda de ser correspondido, de que algún día, tal vez algún día. Y mientras, con cada latido te sueño y con ese sonido de vida te espero.


JOSÉ CHINCHILLA LÓPEZ

19 de septiembre de 2012

TRADUCTORA

A pasitos cortos, sola, usó su vida. Hoy las miradas a la costura de sus medias o al dobladillo de sus faldas no tenían sentido. Su escote dejaba de buscar la caricia perfecta.
Su retraso laboral delató el secreto de esta su última ausencia. Su móvil sonó y sonó hasta agotar su fuerza. Al otro lado del timbre de su casa no hallaron respuesta. Un cascarrabias de vecino entumecido tampoco se esforzaba en encender luz alguna. Mientras, su hedor a viejo podrido, ocultaba el leve aroma de la desaparecida.
Un desastre de coordinación policial empezaba a dibujar lo que fue su memoria. Chenia sonreía con cualquier cosa y se volcaba con los compañeros. Lejos del teclado de su ordenador su vida no estaba tan llena como al verla todos alcanzábamos a suponer. Nació en un país lejano donde residía su único hermano que llegaría muy tarde a sus exequias.
El olor a jabón, su peine preferido frente al espejito, el cepillo que desenredaba de su pelo las intenciones que nunca la tocaron, el perfume con el que nos envolvía, sus camisones de seda, los cajones de ropas dobladas, la vieja cafetera junto a la pequeña pitillera y sus libros perdieron sus mimos. Las cartas de él, sus fotos y postales, que guardaba como un tesoro, tampoco tienen sentido.
Cortado el suministro de agua y electricidad. Silenciado el ruido de sus tacones. Acabó su soledad.
Doblan tres campanas. Cada caja, para cada uso.
JOSÉ CHINCHILLA LÓPEZ.

17 de septiembre de 2012

VOLAR

Llevo herido el vientre.
Quisiera volar para cruzar desde mi acantilado al tuyo.
Me siento aquí, mirándote, al borde de este abismo. La brisa tenue calma el dolor y acaricia la idea de intentar este salto suicida.
Quebrado, sueño ante el miedo de ahogarme en la turbulencia de las aguas que el río del tiempo alimenta entre tu mundo y el mío.
Y cojo fuerzas del amor que me acuchilla para encontrarte todos los días. Saltar cada noche por la ventana de tu dormitorio me permite sentirme vivo.
Extinguir el fantasma del tiempo. Anticiparse a la arruga venenosa. Aprovechar la plenitud sensual rescatándola de la causa de una injusta sumisión de virtuosismo. Saciar pensamientos eternamente sedientos. Beberme cada rincón oculto de tu cuerpo y compartir el grito de placer que me entrega la humedad de tu piel desnuda sobre la cálida intimidad de tu colchón. Justo lo que tú y yo necesitamos tan intensamente para ocultar el entusiasmo de nuestras fantasías más inconfesables.
Vueltas y vueltas pidiéndote pista. Con el combustible casi agotado. Cerrado el aeropuerto de tu corazón.
Tranquilidad cautiva, sin carmín, sin olor a pólvora quemada, sin vuelos de campanas, sin zapatos nuevos.
Por maleta un libro para aliviar el trastorno de castidad obligada.
Encontré que nuestras vidas necesitan desinhibirse más, y más dulzura.
Aprendo a no pedir el sol. Aprendo a no juzgarlo cuando sale más temprano de lo que deseo. Aprendo a aceptarte tal como eres. A llorar yo solito y a abrazarme yo solito y ya está. Y no es fácil.
Al atardecer una sorpresa.
Cada noche eres otra mujer, de diferente mirada. Te transformas con cada vestido, con cada intención. Sonríes y jamás te excusas. Siempre estás y nunca tarde, pero distinta.
La luz de la mañana te devuelve a otra normalidad. Por eso no te conozco. Solo entiendo que ¡te quiero! Fácil escribirlo. Más aún, soñarlo.
Mañana iré a buscar un poco más de grano.
Abrí el palomar de par en par y azucé mis palomas. Al cabo de un tiempo regresaron todas e incluso más. ¿Por qué? ¿Acaso no les gusta su libertad? Desde arriba pudieron ver todo el mundo y quedarse en un paraíso propio.
Incomprensible, eso que llaman amor.
JOSÉ CHINCHILLA LÓPEZ

3 de septiembre de 2012

A USTED

Trato de redactar relatos felices. En alguno la realidad en la que está basado matiza con un calado tal, que escribirlo me entristece.
MUY AGRADECIDO a las-os lectoras-es de mi blog. 
Todo un sueño:

2 de agosto de 2012

MATTHEW

Nunca habló de su pasado. Nadie supo su origen. No pudimos encontrar quien comentara de ese tema. Tal vez tenía una familia o unos padres vivos o muertos. En una casa o debajo de una pequeña lápida de piedra, por qué no un panteón. Hermanos, de tenerlos, no aparecieron por donde él vivía. Alguna alcahueta presumió de ver alguno, otras dijeron que tenía una familia numerosa. Y cuando se ausentaba era para atender esos asuntos familiares que le alejaban de la tierra donde nació.
Pero… ¿Cuál fue su puesto?
Eludía cualquier tertulia relacionada con los asuntos familiares. Cuando surgía, era su momento de ir a la barra a pedir algo más, o al servicio, o recordaba una supuesta cita con su mecánico o su electricista o fontanero. Unas razones para ausentarse el tiempo prudencial para concluir la conversación.
¿Quién no tiene, una madre y un pasado, cargado de familia, de chicas, de mujeres, de metas por lograr, de ilusiones? ¿Para qué olvidarlo todo? Sin conservar ni lo bueno que pasara. Vida nueva en sitio nuevo ¿Por qué? Tan triste fue lo que dejó o tan buenos los recuerdos truncados.
Quizás este momento era un reto para enfrentarse al mundo, solo, sin los privilegios de los recuerdos heredados y esta era su guerra particular
¿Por qué no un amor por lograr o por olvidar?
Arribó a la albufera en un pequeño velero que se mantiene anclado en el exterior del malecón. A veces el barco desaparece durante la noche y su imagen es rescatada por la luz del amanecer en el otro flanco del puerto donde se resguarda del viento de levante.
Entre comentarios de chismosas empezó a realizar trabajos de mantenimiento en las casas de algunas mujeres que viven su soledad con dureza. Con el tiempo ha logrado trabajar para la mayoría de las casas de este pequeño pueblo. Ha conseguido comprar un chalecito de pescadores con un portón cara a la costa donde guarda una barca, pero donde su barco no puede atracar porque el mástil, ni la quilla tienen cabida. A veces trabaja dragando el fondo para que el lastre pueda entrar a la boca del portón.
Recoger aquella adolescente solo le trajo problemas. Ella vivió en un pueblo muy cercano. Una noche apareció en la cantina a la hora de cerrar. Se fugaba de casa después de una sonada trifulca. Con apenas quince años, un cuerpazo muy desarrollado, vestida más que sexy, atrevida y luciendo un comportamiento descarado. Acabaron sus copas hablando solos al borde del acantilado, rociados por la humedad salada de la cresta del oleaje contra la línea rompiente. Se hizo tarde y él le ofreció un jergón en el cobertizo para evitar rumores, pero en la madrugada ella abrió la puerta y acomodó su reposo junto a la chimenea.
El tiempo cambió sus ideas suicidas por costumbres hogareñas que se acompasaban poco a poco. Un par de años después aceptaban aquella arriesgada oferta de felicidad. El error más grande de los dos fue pensar que aquel acomodo se llamaba amor.
Derrochó sus ahorros y empeñó su barco en una boda humilde y un crucero del que tampoco se supo, pero se juzgó nefasto.
A pocos meses su lozana mujer se anidaba en el camastro de un buen amigo, donde hoy entona sus gritos de peleas y amarguras, rompiendo la tranquilidad del vecindario.
Mientras, Matthew busca la forma de dragar otra salida para este peso que lastra su ya entumecida vida.
JOSÉ CHINCHILLA LÓPEZ

27 de junio de 2012

LA CASA SIGUE CERRADA

Los primeros años de carrera llamaba mi atención su belleza elegante, su ropa, su educación y su actitud contenida. El tercer año comenzó con normalidad,  mis ojos la seguían porque se me había metido dentro. La encontraba muy guapa y atractiva.
Me contaron que estaba casada y tenía una niña. Me hundí. Fue cuando más tiempo dediqué a estudiar.
Ella sabía que yo siempre cogía el último metro de regreso a casa. Algunas veces viajaba conmigo, en el tercer vagón, sentada en el centro. Habíamos hecho juntos el camino de regreso e intercambiado apuntes muchas veces.
Me esperó la tarde del miércoles y me preguntó por qué estaba molesto con ella. Yo le parecía esquivo y no me había dado ningún motivo. Muy serio le reprendí el secreto callado de su matrimonio. Mientras no podía contener sus lágrimas me confesó que no andaba con un cartel de me equivoqué y estoy casada. Asumía la derrota de su relación en tanto que a duras penas mantenía la familia de su pequeña.
Durante el mes siguiente viajábamos juntos en un tercer vagón casi vacío.
La última semana varios días lo ocupamos nosotros solos. Surgieron en él caricias llenas de latidos que alteraban mi piel y varios besos interminables. Entre túneles oscuros y el chirriar de las vías nuestra intimidad se confiaba a nuestras manos.
Ella se retrasó y no aparecía la tarde del veintinueve. La vi bajar por las escaleras y caer al suelo al alcanzar el andén. Las puertas del convoy empujaban y salté al cemento antes de que se acabaran de cerrar. Mientras la máquina cogía velocidad y se perdía, mis manos abrazaban su cuerpo y nos fundíamos en un beso interminable con sabor a carmín y perfume de lavanda.
-Conozco una pensión.- Dijo ella.
-Yo también.- Le respondí fundiendo nuestros ojos.
-La he soñado cada noche desde que te vi en administración haciendo la primera matricula.
Al instante llamó por teléfono pausadamente:
-He perdido el último. Me quedo en casa de la abuela. Tengo llaves… Date prisa que estoy sin batería. La cena está... Ah ¿ya habéis cenado? Bien, yo vo… - Y cortó su móvil delante de mis ojos.
Caminamos juntos en dirección opuesta a la casona familiar, alejándonos de ella y dirigiéndonos al letrero de la pensión. No hacían preguntas, ni tampoco pedían documentación. Una llave, el pago anticipado y apenas un buenas noches señores, daban formalidad al contrato. Subimos y al entrar intenté dirigirme a la ducha pero me cogió del cinturón y me retuvo. Se fundió con mi cuerpo sin dar tregua hasta dejar satisfechas mis pasiones y las suyas. Repitiendo aquella danza de ensueños hasta tener ambos la certeza de la plenitud del otro.
No encontré la línea, que en mis sueños se dibujaba, en una habitación doble entre su cama y la mía, entre su ropa a un lado y la mía al otro, ni entre sus apuntes y los míos.
Se borraba la división entre su formalidad y mi timidez delante de ella. Para quienes se aman, todas las noches deberían ser como aquella.
Nuestro desayuno, un bocadillo antes de amanecer, después de dejar la pensión, camino de la casa de la abuela donde la dejé preparar su coartada.
Me habló de su embarazo tras una noche de fiesta con un cuerpo bien fornido y atractivo que desembocó en aquella relación nefasta. Supe de su enamoramiento que comenzó justo el mismo día de la matrícula en el que yo no dejaba de mirar su escote.
La pasión se desataba en cualquier parte. Los baños o un rincón entre la intimidad de los arbustos que conocíamos bien.
Hoy continuamos fieles a una sentencia que sus labios dejaron escapar. Después de la primera vez vienen muchas otras veces. Por eso cuesta tanto cruzar la frontera. Pero no tengo miedo, no a tu lado.
JOSÉ CHINCHILLA LÓPEZ

23 de abril de 2012

EL GRAN AMOR DE UNA NOVIA EN PECADO

Un trago de buen vino, entre esta soledad que arrastramos. Tus dedos inundan mi garganta altamente sensible. Los juegos entre los dos avanzan sin control. Se convierten en una necesidad que me entrega tu intimidad más extrema. Sin permanecer impasible.
Descanso para recomponer un corazón. No soporta que me sacrifiques la esencia de tu vida a sabiendas de que no nos pertenece. Trato de abrazarla sin que mi veneno la alcance. Perderte clava una eterna lápida sobre mi ya frágil existencia. Florece el mundo al tenerte. Tus mañanas no se quedan solas cuando salgo de tu cama para guardar impoluta la belleza de tu sueño. Paseas tu alma y tus dudas envueltas en tu sonrisa. Y a tu lado brindo con descaro por lo que los dioses nos dan y por lo que nos niegan.
JOSÉ CHINCHILLA LÓPEZ

18 de abril de 2012

MÁS Y MÁS Y MÁS

Me he puesto a pensar mucho en estos días, por la situación en la que estoy y me siento un poco cobarde. Después digo; “no, no lo soy”. Así voy.
¿Sabes? olvidar una relación o destruir un matrimonio, otra vez, no es fácil. En otro momento de mi vida, aunque muriera de sufrimiento, lo hacía. Ahora soy débil.
Hasta me he preguntado; ¿es amor, es dependencia la única razón que nos une? o ¿qué es? Y no me gusta tener dudas, es lo último para mí y las tengo. No del amor que les tengo, si no de mi fuerza y mis debilidades, que existen, por descontado.
Es difícil ¿ves? no por mí.
Si tengo que aprender a vivir con una vida de representaciones, sin ese amor verdadero, o perezco.
No estoy apto, estoy sin aptitud y sin actitud y sin nada.
Se me escapa, fuerzas, las he tenido y las tengo pero estoy exhausto.
Tendré que multiplicarme, lo sé.

JOSÉ CHINCHILLA LÓPEZ

14 de abril de 2012

CIEN POR CIEN MUJER

Cien por cien mujer, así te veo.

No te alces la falda. Ese escote es muy provocativo. Nada de sexo. No me traigas un niño… A ver qué haces que no me tengan que decir. Regresa a tu hora (como si el tiempo fuera tuyo).

Sé tú misma. Realiza tus propios deseos, no esperes que otros lo hagan por ti. Pero voy más lejos, no aguantes que nadie haga de motor de tu vida. Sé tu propio motor. Más aún, sé tú el motor de esas personas a las que sientes como propia familia para sembrar ilusiones en sus vidas.

Cuando te dije lleva un vaso de agua a tu padre, no era por machismo. Le he visto trabajar. Se cuando llega cansado y yo también lo estaba. Solo te pedía un esfuerzo para ayudar en su descanso. Le conocí… Él me aceptó con todos mis defectos, mis dudas y complejos. Trabajamos como negros porque buscamos una familia en la que nos queramos todos, tanto como para sacrificarnos todos por ello. Solo… usaba nuestra complicidad y apego para solucionar una necesidad como yo deseaba, sin más.

Ha llegado el momento justo en que los miedos con que te sujetábamos no tienen sentido. Eres persona y sexuada para bien propio y compartido. Todo aquello era una estrategia de protección. Sé libre, sé consecuente con esa libertad y disfruta de tu alma que la tienes para ti.
Te digo que dejes de pensar si te atamos el pasado y te enceramos de algún modo. Haz de hacer el gran borrón y aprovechar este tiempo que si te pertenece y en el que estas mejor formada e informada para afrontar tu destino por ti misma.

Ve hacia donde el deseo te lleve y levántate que fuerza te sobra.


JOSÉ CHINCHILLA LÓPEZ

12 de abril de 2012

LEEME


Hoy, me dejo usar por ti. Necesitas que te amen y quiero amarte. Tu soledad se expande por el tiempo. Tu deseo crece en la misma medida que la calidad de tu exigencia queda mermada. No voy a dejar que tu pretensión se sumerja por debajo del umbral de mi escalón. Rompamos la losa de tu soledad. Concedámonos este boca a boca que nos insufle un poquito de aire limpio. Aún añoro el perfume que atrapé junto a tu almohada. El que me obliga a regresar a tu lecho cuando apenas me lo indica tu mirada. Sacia tu sed en esta fuente que rompe cuando nos unimos. Usa mi cuerpo, mi fuerza, mi pasión y cuando alcances esa satisfacción que te complazca devuélveme a mi esquina. Sé esperarte en el mundo al que pertenezco. Disponible al instante, no requiero que avises con tiempo, solo que me alcances. No pienses, no te enamores, no dibujes un futuro en el que no me puedo acomodar. No naufraguemos en una playa nefasta. Tu deuda quedará saldada con mi consentimiento. Hay demasiada insatisfacción alrededor, aléjate de ella y vive.
JOSÉ CHINCHILLA LÓPEZ

11 de abril de 2012

NANA


Hoy, llueven granizos como casas sobre la delicadeza de sus corazones. Rodeando el calor de la lumbre han secado las humedades que ellos provocaban en su lencería. Se juntan escusadas entre los bordados que entretejen las dos mujeres.
Asoma una canción
(…Que tenía en penumbra nuestro rincón, en aquel salón... Con dos cubiertos y tu canción, y con tus flores en el jarrónnn…) y se confiesan, que arropadas en la desnudez de sus brazos dormían a sus bebes entre la felicidad y la dulzura de las tonalidades con las que ensamblaban esas notas. Con orgullo aún lo sueñan, y aún lo lucen en lo más alto de sus torreones.
Conocen que llega el tiempo en el que se acunen en otros brazos para descubrir esa realidad de sus vidas mientras sus madres las añoran. Permitiendo poner la ficha más importante de la vida de sus pequeñas en esa ruleta que a ellas se les tornó amarga mientras se aferran al recuerdo de momentos eternamente dulces.
Se preguntan qué les hizo a sus maridos perder la confianza en quien se les entregan sin condición alguna. Qué no hicieron bien. Aun así, sonríen, respiran hondo y sin deseos de olvidar el sentimiento de amor tan lindo que perdura en sus corazones, emprenden otro camino. Nunca les importaran los baches o las caídas. Se alzan sensuales para entregarse todas en una nueva apuesta de este casino. Sus fragancias entremezcladas empapan de ternura el ambiente. Quien fuera el afortunado.

JOSÉ CHINCHILLA LÓPEZ

15 de febrero de 2012

¿Y PORQUÉ NO?


Nuestra mesa estaba muy cerca de la playa. Cuando subía la marea las olas rompían contra las rocas que soportaban la fachada y el agua salada refrescaba nuestros cuerpos.
La tarde del jueves aparecieron cinco chicas que salían de trabajar sentándose en la mesa de al lado. Las libreras sonreían y nuestras intenciones se cruzaban incansables.
El invitó a salir a la jefa del grupo de trabajo. Yo te elegí a ti, una morena comprometida. Como siempre interpreté mi papel de honorable caballero incorruptible y otra vez me batía en retirada cuando te acompañaba a casa. No pude salir contigo y el tiempo pasó.
Hoy te he encontrado en una acera que se abría a una plaza y se desdoblaba en otras dos calles en dirección a la playa. Me has sorprendido con una actitud muy distinta. Me he sentido en el cielo.
Cuando te has acercado, tu abrazo y este beso en la boca... un instante escaso, nunca suficiente. Apenas décimas de segundo para una mirada dispuesta a cruzar el puente que nos llevaba a un futuro incierto. Deseabas olvidar la monotonía de una vida en otoño constante. Salir del rincón donde estabas confinada. Me dejabas claro que te soltarías de la prisión de tus centinelas por mí. Mis locuras seguían siendo locuras inalcanzables pero te hacían reír. Y en el fondo te gustaban las caricias que ayer no me consentías. Sin olvidar que yo solo era el que sonreía desde la mesa de al lado embelesado en la alegría que marcaban tus labios.
Cambió tu rostro al explicarte que te estaba diciendo adiós para siempre. Mi autobús sale mañana y mi tiempo se ha acabado. Quédate, dijiste, para que aplazara mi partida. Me era imposible. Para mí todo eran prisas y acontecimientos por resolver.
Ahora leías que yo no estaba allí. Sentías vacío el cuerpo que abrazabas. Ya no era yo. Regresé a esta lejanía cumpliendo las promesas que hice horas antes en una cabina de telefonía. Aquel beso empapado de ternura atraparía con el tiempo el dolor de la inflexibilidad.

No alcanzaría a entender lo que nos estaba pasando, hasta muchos años después cuando los ojos de otra mujer me gritasen lo mismo. Sácame de aquí, ¿no me oyes? Este cuerpo es mi equipaje. No necesito más, solo a ti.
Los capítulos de mi vida se cierran y a veces no hay tiempo de preguntar nada.
Ni de frenarla, o el dolor no me permite pararme a oír respuestas. ¿Quién quiere solo respuestas? El final enraizó en un recuerdo doloroso. Que cuando lo vives más de una vez surge agridulce desde un ayer muy reciente.
Hace mucho que no uso mis palos de golf. Duermen en la bastonera de la entrada de mi casa junto a unas pelotas blancas que nadie ve. Hace mucho que ya no hago tantas cosas... que he dejado de ser yo, nadie alcanza a verme.
Una mujer desvestida en su intimidad es la imagen de libertad más bonita que conozco.
Esta mañana, otra vez es tarde al pie de este autobús.

JOSÉ CHINCHILLA LÓPEZ

1 de febrero de 2012

CRUJIDOS

Busco respuestas soñando cerca del elástico de tu intimidad. Paseo mis esperanzas por la penumbra de tu calle y contemplo como tu ventana ignora mi sombra. Otra vez se desgarra esta herida que no alcanza tu respuesta. Pobre vagabundo loco entre el humo frio de tu chimenea. Mojado entre nieblas, lluvias, sudor y llantos. Alcanzo la otra orilla del tiempo ahogadilla tras ahogadilla. Cuando tus brazos van perdiendo la fuerza que te sostiene.
Apareces en la distancia como lava escupida de las entrañas que derrite el frio de una oscura noche. Un crujido desgarra mi enorme montaña de hielo mientras flota a la deriva en un mar de soledad. Esculpes con maestría este ritual bien orquestado ahora que no te lo pido. Decides reflotar un galeón desaparecido saltando las normas. Tu perfume se enreda con mi colonia y el remolino aturde la poca claridad de tu pausada llegada. No supo vestirse de blanco mi alcoba. Ni recordaba donde soltamos la ropa. Junto al vapor, aparece este chorro caliente que armoniza un buen café. No delataba tanto la sonrisa de tu cara cuando acercaste tu abrazo para pedirme ayuda con tu pequeño equipaje.
¿Y mañana?

JOSÉ CHINCHILLA LÓPEZ

25 de enero de 2012

IMPORTA


Hay gente para todo. Unos pocos tienen una parte de carroñeros que les obliga a hacer leña del árbol caído. Para que no entren en tu casa, haz de mantener las ventanas nuevas y cambiar los cristales rotos. Así trasmiten fuerza y no se atreven a callarte.
Sabiduría de aquella anciana de ojos incansables. Sonriente. Sentada de espaldas al sol, regalaba sus vivencias.
Me tumbo en un horizonte inventado, a pensar que cuchilla silencia mi voz. O la tuya. Escribir se te hace fácil cuando disfrutas la certeza de pisar una tierra que sientes propia. Otorga la seguridad que sostiene con buen pulso el trazo de tu pluma. Un día tras otro te soportas erguida.
Hoy te arrastran al silencio los intentos de abordaje de comportamientos irrespetuosos. Te sostienes, en la certeza de que sus miedos también les han debilitado. Sus almas han de aguantar cada día el peso de sus actos injustos. Sus auras negras chocan contra los muros de quienes no las aceptan.
Quiebran la tarde carcajadas infantiles entre los colores de los columpios. Nos acaricia su agua de colonia. Junto a ellos los gorriones recogen briznas de hierbas secas. Hacen zumbar sus alas para conseguir la brusca elevación hacia el tejado. Los aconteceres más sencillos no los derrota el tiempo.
Cojo fuerzas de las cenizas con que este acoso te derrota. Y no grito que lo más importante de mi vida ocurre en tu dormitorio.

JOSÉ CHINCHILLA LÓPEZ

11 de enero de 2012

LATIDO


Cuando imagino una sonrisa, no necesito respuestas.
Perdí los anteojos de ver la vida con transparencia. Estos cristales la hacen oscura. Trataré de mirar con los que me regalaste.
La esperanza se estrecha a cada momento o se ensancha en un va y ven de olas.
Me hiela descubrir que el esfuerzo es todo tuyo pero te sobran fuerzas para más. Tienes temple para saltar por encima de los enigmas que nos ponen las hadas. La pureza de los sentimientos nace en ti.
Seguí tus indicaciones. Logré atrapar tu presencia con mi imaginación llevándonos donde deseaba.
Ser infiel habría sido traicionarse, actuar con mala intención, mantener un engaño doloroso. No lo es buscar soluciones. Ni lo es encontrar nuestra alma gemela en quien apoyarse por muy descarado que parezca.
El dolor obliga a confesar para limpiar la presión de tu vida o la mía. No soy infidelidad de nadie, ni tú mía, no.
Un flotador en medio de una tormenta en el mar no tiene mucho que discutir, ni muchas valoraciones que hacer. O te agarras o te hundes. Sentirte mujer tampoco ha de ser pecado por muchas cosas que reveles. De serlo, iré al infierno de los necios.
Pregúntale a tu corazón, que tiene la respuesta verdadera.

JOSÉ CHINCHILLA LÓPEZ

7 de enero de 2012

DEVENIR


La brisa te encontrará. Aprenderás a cabalgarla. Lograrás acomodarte y dormir acunada flotando entre mariposas. Desearás que el instante se haga eterno.
El susurro del aire acaba en quietud. La flotabilidad en una suave caída. Será el suelo quien te acoja, como siempre lo hizo. Tu viaje acaba cuando regresas a casa.
Ojeé este pergamino, del que te desprendías para hundirlo en el olvido. Posé mi mirada sobre tu espalda. Quedé inmóvil, en pie, tratando de descifrar lo leído. Inventando el semblante de tu rostro cuando volvieras la cara. Anotando el movimiento de tu cuerpo al caminar. Vigilando el encaje de tu enagua. Esperándote. Una lágrima enjuagaba los labios que había desnudado para ti. Al despertar del ensueño se arropaban con otras realidades.
Llegaron más tardes tranquilas e infructuosas de intentos vanos. Vacaciones de amantes dibujando soledad.
Podríamos, pero solo queda nostalgia.
Me haces falta. Te alejaste con la cabeza agachada. Dejando una cepa sin sarmientos.
Se destiñe el azul del cielo. El amarillo del sol juega con la tarde. Ilumina edificios y los toca con sus sombras. Se esconde para enfriar un poco este día primaveral. Tal vez ya estaba frío.
Mis hormonas evaporan las sensaciones que no alcanzan. Ascuas de un fuego que ha quemado toda su leña mecido por un tiempo estéril. Caricias que salieron de rebajas dejando en el abandono los rescoldos de una pasión desaprovechada. Escaparon a la calle a encontrar saldos a mejor precio. Se alejaron de casa, de nuestros cuerpos. Se perdieron, como el aroma del café por la ventana abierta, entre el murmullo de mujeres en un mercado a rebosar. Las perdí.
Esta llanura sin horizonte me abandona en la inmensidad. Lacerado por una lanza de soledad. Aguantando la angustia que me conduce a una rebeldía que nos pierde. Mi pluma se hunde en una inanición sin tregua. Para garabatear un complejo: Feliz día amor.

JOSÉ CHINCHILLA LÓPEZ